Me canta una plateada alborada,
Y yo, ciego de rayos y mar
De estrellas tendidas al pie
Que son tus ojos mujer.
No somos dos ni uno,
Ahora somos lo que se es,
Como los cuerpos desnudos
Que aceptan su vejez,
Que aman sus cicatrices:
Arrugas de la piel.
¿Qué me cantas al amanecer?
Arropados de brillos lilas y rosas
Tiñes las nubes azarosas,
Deshilachas de los vientos:
Ennegrecidas por su sensatez.
¡Cántame, que lluevan tristezas
Amores, pasiones y otras lindezas!
En un escalofrío, mi ánima sed.
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