¿algo que objetar?

Eso me preguntó, me miró de frente con la libreta en la mano. A mi me temblaba la voz y sentía que no podia abrir la boca. Repitió otra vez la pregunta y mi respuesta fue la misma, un bloqueo total. Cerró su agenda y se alejó de aquella horrible lámpara de interrogatorio con unos pasos pesados y secos. Se me acercó hasta que me obligó a poner los ojos vizcos y formuló otra vez "¿algo que objetar?" con un tono grave y embotado. Aprete la mandíbula, estaba dispuesto a decírselo, mi corazón se percató de lo que iba a hacer y empezó a latir tan fuerte que movia levemente mi camiseta y martilleaba mis oidos.

"Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esa cualidad"

jueves, 13 de octubre de 2011

la madurez

Se ennegrece mi visión,
pupila arrogante y sola.
Esta herida que supura
pus de soledad,
a veces amapolas.
No, no se rielar sonrisas,
y me pierdo por membrillo:
me pesan las horas,
y la rama troncha
por o con mi peso.

Miro al suelo con hojas

Si ese es mi futuro:

Ser pasto de hormigas rojas,

Marrones ,pequeñas

Y algunas otras…

Cuando toque mi carne ,

Carne tierna de mis cosas

Dejad el pipo que es mi alma

En el alma de quien lo acoja

Y de sombra y fuerza,

Dé entereza a flaquezas.

Así que al suelo déjalo ahí,

Deja el suelo y sus hojas,

Sus bichos, sus hongos

Sus ratas y mariposas,

Que a veces ellas

También se posan.

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