¿algo que objetar?

Eso me preguntó, me miró de frente con la libreta en la mano. A mi me temblaba la voz y sentía que no podia abrir la boca. Repitió otra vez la pregunta y mi respuesta fue la misma, un bloqueo total. Cerró su agenda y se alejó de aquella horrible lámpara de interrogatorio con unos pasos pesados y secos. Se me acercó hasta que me obligó a poner los ojos vizcos y formuló otra vez "¿algo que objetar?" con un tono grave y embotado. Aprete la mandíbula, estaba dispuesto a decírselo, mi corazón se percató de lo que iba a hacer y empezó a latir tan fuerte que movia levemente mi camiseta y martilleaba mis oidos.

"Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esa cualidad"

jueves, 27 de octubre de 2011

si sí

Si ahora velo por la vela,




Sin premeditar en mi condena...




¿La noche fría será mi cena?







Si resido en la risa




de la oración sin mecenas,




¿me aguardan cadenas?







Si del verbo soy vástago




Y me azuzan las eras,




¿sera mi viga impávida




o erosión viento y arenas?







Si sí es no, y no es sí,




¿Quién juzgará a vida eterna?




¿Quién muda su certeza?




"Quién", no responderá el fin.







Si me dices sí, un “sí”




Que contemple mi pena,




Un “sí” amortiguado por venas,




Un “sí” de barro casi…




El cuerpo develará de sus telas

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