¿algo que objetar?

Eso me preguntó, me miró de frente con la libreta en la mano. A mi me temblaba la voz y sentía que no podia abrir la boca. Repitió otra vez la pregunta y mi respuesta fue la misma, un bloqueo total. Cerró su agenda y se alejó de aquella horrible lámpara de interrogatorio con unos pasos pesados y secos. Se me acercó hasta que me obligó a poner los ojos vizcos y formuló otra vez "¿algo que objetar?" con un tono grave y embotado. Aprete la mandíbula, estaba dispuesto a decírselo, mi corazón se percató de lo que iba a hacer y empezó a latir tan fuerte que movia levemente mi camiseta y martilleaba mis oidos.

"Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esa cualidad"

lunes, 3 de octubre de 2011

narrativa, solo un poco

Quién me hizo creer que era orden lo que quería…quiero el mayor caos, porque ahí sólo se habitar. Escríbeme la palabra “lógica” en un papel, lo cortaré en pedacitos trapezoidales y me los comeré para contagiarlo del devenir de mi cuerpo. Que la verdad no se quebranta por la efervescencia de los vuelos de mariposas de esta vida, sólo muda y no para, porque no puede morir aunque quiera. Dame indiferencia, que te quitaré esa mascara sin orificios para respirar. No temo usar el verbo para afilar la palabra, hacerla punzante y así compunja los adentros. He violado cientos de veces al alfabeto, y aun así me perdona: me ofrece su irresoluto consuelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario