¿algo que objetar?

Eso me preguntó, me miró de frente con la libreta en la mano. A mi me temblaba la voz y sentía que no podia abrir la boca. Repitió otra vez la pregunta y mi respuesta fue la misma, un bloqueo total. Cerró su agenda y se alejó de aquella horrible lámpara de interrogatorio con unos pasos pesados y secos. Se me acercó hasta que me obligó a poner los ojos vizcos y formuló otra vez "¿algo que objetar?" con un tono grave y embotado. Aprete la mandíbula, estaba dispuesto a decírselo, mi corazón se percató de lo que iba a hacer y empezó a latir tan fuerte que movia levemente mi camiseta y martilleaba mis oidos.

"Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esa cualidad"

viernes, 11 de noviembre de 2011

Soneto 1

Marchamos a tientas con pasos idos,

Con dedos de fría escarcha y austeros

Esperando siempre al siempre certero,

Mientras algo llora como un niño.


Me amedrenta los afilados siglos

De titubeo melódico de eros,

La espada de Damocles en el cielo,

Y nuestra mirada la fe del hilo.


Saldrá un alba a tibiarnos los labios,

Besaremos sonrojadas mejillas,

Esperanza blanca, clavel de alegría.


Nos rozaremos para tiznar el miedo,

Hacer que muera un poco de celos

Y sea manso y vea que está enfermo

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