¿algo que objetar?

Eso me preguntó, me miró de frente con la libreta en la mano. A mi me temblaba la voz y sentía que no podia abrir la boca. Repitió otra vez la pregunta y mi respuesta fue la misma, un bloqueo total. Cerró su agenda y se alejó de aquella horrible lámpara de interrogatorio con unos pasos pesados y secos. Se me acercó hasta que me obligó a poner los ojos vizcos y formuló otra vez "¿algo que objetar?" con un tono grave y embotado. Aprete la mandíbula, estaba dispuesto a decírselo, mi corazón se percató de lo que iba a hacer y empezó a latir tan fuerte que movia levemente mi camiseta y martilleaba mis oidos.

"Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esa cualidad"

miércoles, 23 de noviembre de 2011

qué

Ya te digo, no estarás conforme,

Mientras esta orilla sube a los pies

Esperas que te empape entero,

Y sí, la luz más clara y viento sincero,

Y qué. Qué el sol riela en los pelos,

Y qué, y qué si huele a polen fresco,

A tierra de la que soy parte

De cielo al que nunca llego,

Y qué de los microscopios

De los átomos y lobos,

Y qué, y qué políticos de oro,

Y qué de la luz en el polvo.

No vengas como dios

Porque entre tú y yo

No hay nada, nada,

Y en este verso, todo.

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