¿algo que objetar?

Eso me preguntó, me miró de frente con la libreta en la mano. A mi me temblaba la voz y sentía que no podia abrir la boca. Repitió otra vez la pregunta y mi respuesta fue la misma, un bloqueo total. Cerró su agenda y se alejó de aquella horrible lámpara de interrogatorio con unos pasos pesados y secos. Se me acercó hasta que me obligó a poner los ojos vizcos y formuló otra vez "¿algo que objetar?" con un tono grave y embotado. Aprete la mandíbula, estaba dispuesto a decírselo, mi corazón se percató de lo que iba a hacer y empezó a latir tan fuerte que movia levemente mi camiseta y martilleaba mis oidos.

"Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esa cualidad"

domingo, 25 de septiembre de 2011

Humo de centrales

Una vida gris de engranaje:
Con sus tuercas y émbolos,
Pistones engrasados en negro…
¿Será otra torre de babel?
O quizá el lenguaje de los cielos,
Decirte que no veo nubes con formas
Que me inspiren sueños y animales.
Si el futuro nada entre sus circuitos
Sobre los ejes de unas manos de sangre.
Y unos ojos con corneas atrofiadas
Por ver sólo lo que ven los ojos
Y no la afilada vertiente del camino.
Nos tiemblan las manos, acéptalo,
Sino será un tic de ojos o insomnio.
Volverá la palabra sonante
Un grito del espectador
Que rompa todos los actos.

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