¿algo que objetar?

Eso me preguntó, me miró de frente con la libreta en la mano. A mi me temblaba la voz y sentía que no podia abrir la boca. Repitió otra vez la pregunta y mi respuesta fue la misma, un bloqueo total. Cerró su agenda y se alejó de aquella horrible lámpara de interrogatorio con unos pasos pesados y secos. Se me acercó hasta que me obligó a poner los ojos vizcos y formuló otra vez "¿algo que objetar?" con un tono grave y embotado. Aprete la mandíbula, estaba dispuesto a decírselo, mi corazón se percató de lo que iba a hacer y empezó a latir tan fuerte que movia levemente mi camiseta y martilleaba mis oidos.

"Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esa cualidad"

sábado, 24 de septiembre de 2011

el surco

Me pierdo en este hilar
En este ovillo sin forma,
Sin patrón ni norma.
Los sastres profetan
De hacer trajes unos,
De harapientos otros,
De un sistema de locos.
Y esta lana, este hilo de
esta seda, preciado lino,
¿quién lo procesa?
Quién curte el algodón
Quién esquila la mañana,
Quien acaricia la tierra
Con su sudor y lágrimas…
Siempre habrá campesino
En su forma o contenido
Pues la vida es vida
Y siempre se ara,
Se ara el sino.

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