¿algo que objetar?
Eso me preguntó, me miró de frente con la libreta en la mano. A mi me temblaba la voz y sentía que no podia abrir la boca. Repitió otra vez la pregunta y mi respuesta fue la misma, un bloqueo total. Cerró su agenda y se alejó de aquella horrible lámpara de interrogatorio con unos pasos pesados y secos. Se me acercó hasta que me obligó a poner los ojos vizcos y formuló otra vez "¿algo que objetar?" con un tono grave y embotado. Aprete la mandíbula, estaba dispuesto a decírselo, mi corazón se percató de lo que iba a hacer y empezó a latir tan fuerte que movia levemente mi camiseta y martilleaba mis oidos.
"Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esa cualidad"
sábado, 26 de febrero de 2011
y tras ellas, todo.
Me dan asco los que sacan bestias de personas...los que hacen de lo trascendente algo irrelevante, de los que no creen ni luchan por encontrarse, odio el que tira el tiempo a la nada..el que no sueña ni suspira, el que no busca justicia ni bien... no cabe en mi cabeza el porque, pero siempre hay ventanas abiertas, y tras ellas todo.
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