¿algo que objetar?

Eso me preguntó, me miró de frente con la libreta en la mano. A mi me temblaba la voz y sentía que no podia abrir la boca. Repitió otra vez la pregunta y mi respuesta fue la misma, un bloqueo total. Cerró su agenda y se alejó de aquella horrible lámpara de interrogatorio con unos pasos pesados y secos. Se me acercó hasta que me obligó a poner los ojos vizcos y formuló otra vez "¿algo que objetar?" con un tono grave y embotado. Aprete la mandíbula, estaba dispuesto a decírselo, mi corazón se percató de lo que iba a hacer y empezó a latir tan fuerte que movia levemente mi camiseta y martilleaba mis oidos.

"Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esa cualidad"

domingo, 14 de octubre de 2012

Me miré en la ventana, en el tren,
y me vi como soy y no como pretendo
y no me vi vil ni con miedo,
me vi tierno, confundido y algo lerdo.
Y me vi en los ojos de los otros
y no  en mis miopes pensamientos...


Más me mueve una alegría que 10 horas de sueño

miércoles, 3 de octubre de 2012

Para qué viajar al verde extranjero
si desconozco mi cuerpo,
como se erizan los pelos
y todo ese mapa de
escalofríos y hormigueos...

Y cómo se siente el suelo
y cómo se siente el sueño
cómo honda el silencio
o cómo calienta un destello...
cómo suena la respiración
cuando va pareja a morfeo...
para qué la tele, para qué
todo el desfile de engendros
de cascaras de frutos
ya muy muy añejos.

Pero sigamos hondando
en lo que respecta a mi  cuerpo,
como siente tu calor, tu olor de  lejos,
o cómo nota tu mirada en un reflejo.
Cómo,
por ser tu respiración tocando mi cuello,
él lo sabe y me hace aún mas viejo,
aún más sabio y más tierno.






domingo, 26 de agosto de 2012

Volver a escribir no tiene sentido
cuando la tinta está tan diluida
por dejar el bote abierto
a la suerte de la vida sin vida
de la lluvia sin lluvia ,
del viento sin viento,
 y de un sol
de lactante lamento



sábado, 21 de julio de 2012

catedrales oscuras y abandonadas en las que no puedo estar

Acercó la oreja a las cuerdas de la guitarra como si pretendiera escuchar un secreto casi inaudible. Volvía a rasgar las cuerdas una a una mientras las tensaba y soltaba. Sandra, sentada a su lado, se desquiciaba por la lenta afinación, parecía que no acababa nunca. Pasaron dos minutos con un silencio sólo roto por notas al aire . Ella dio un resoplido:
- ¿por qué te esfuerzas tanto? Si luego se desafina en nada, con que más o menos tengas las notas es suficiente...además que tampoco tocas muy bien, te saltas partes y pisas mal los trastes¿por qué eres tan maniático con eso?. Yo ya no noto la diferencia cuando mueves un poco la clavija, me parece que suena igual-
Él levanto la cabeza de la guitarra, no le había sorprendido la exasperación de Sandra... sino  el tiempo que había aguantado, pero pensaba que ella lo estaba disfrutando y no esperando a que terminara:
- Sí, es cierto que toco mal. Pero  me gusta tocar. Y sí, la guitarra se va a desafinar, y quizá no merezca que le dedique tanto tiempo a afinarla. Es como todo, las cosas de usarse se malogran y tienes que volver a darles sentido... entonces, ¿sería mejor no tocar música? así no se desafinaría nunca... sería siempre perfecto, lleno de infinitas canciones perfectas, pero ninguna sonará-
-No digo que no merece la pena tocarla, pero creo que para lo que tú haces, no habría que prestarle tanta atención a eso... yo esperaría a que controles mejor la música para ser tan purista con la afinación-
-No me atrevería a tocar ninguna melodía sin haber sentido que para mi las notas están perfectas-
Ella lo miró. Hacia tiempo que no hablaban de la guitarra y las notas...sus ojos se habían encontrado, aunque llevaban mirándose años. Ella volvió a abrir la boca, y salió una voz tan temblorosa como  las propias cuerdas:
-Quizá es que hay canciones que no puedes tocar, y pierdes el tiempo con tonterías. Quizá no te atrevas a escoger ninguna canción... porque siempre las abandonas, quizá deba irme ya-
La guitarra, que seguía soltando notas, paró en seco dotando al silencio de un peso que nunca habían sentido. A él le temblaba los labios como si mil palabras quisieran salir todas juntas y se hubieran agolpado en su paladar. Sandra se levantó y  fue hacia la puerta de la habitación, en ese momento el sonido de sus pasos era  el instrumento de percusión más triste que podía existir, apagándose a medida que ella se alejaba.



domingo, 8 de abril de 2012

.

Sabes, eres como un estanco
de agua verde, de verdes ojos,
llena de vida, pero oculta...
yo lo sé, vi tu agua
porque una vez, en mis manos,
es cristalina y potable,
demasiado ha llovido en tí,
demasiados inviernos
y demasiadas primaveras,
tu fondo, es casi fango
y si entro, se cuela
entre mis pesados dedos...

Sabes, yo soy como el viento
caótico
con un zumbido de ecos
de un pueblo lejano
lleno de gente y besos,
solo puedo rozarte
si eso, y es poco,
rozarte, tu superficie
tu piel y tus años,
pero estoy disperso
en el cielo y los prados,
y muero,
muero si me paro.

Ojalá evapores
y nos habitemos
el uno al otro
como una nube.



domingo, 1 de abril de 2012

.

He encontrado algo,
que está al otro lado
del muro más alto,
no te voy a decir
lo que es,
pero lo guardo
en un saco
que es mi ser.